miércoles, 10 de febrero de 2016

D.Títere y Doña Sátira,esos grandes desconocidos

En los cerros de Las Panderas encontrabame un día gris,neblinoso,de esos en el que el chirimíri te cala hasta la médula apostado sobre una de las dos grandes chaparras que bordean la linde de mi haza de olivos con la otra haza de tierra calma de mi vecino Frescales;entre las dos lindes existe un camino rural azahorrado que lleva hacia arriba hasta el Gran Panderón y hacia abajo hacia las vegas de Cañadatalbora y la Casa nueva.
A pesar de que la neblina era espesa podía ver al menos a cinco metros de distancia;lo que deseaba ver me lo habían indicado veinte minutos antes unas huellas que no eran tales,que eran más bien señales de alimañas peligrosas,pues la hurga de la tierra me vino a confirmar mis sospechas;y no eran de una sola sino de tres,ó más en concreto,cuatro.


La primera testuzada aparecía en la entrada de la haza;era como una especie de hoyo pero sin llegar a serlo totalmente.La herida producida había dejado vivitas y coleantes a unas y tantas(123 aprox.) hormigas azules gigantes y estertóreas las mismas que vi avalanzarse sobre mí con sus potentes patas amenazantes,pero desgraciadamente las 123 hormigas no pudieron enfrentarse a todo un apostado vigilante pues a dos metros del campo de batalla una bomba fétida caída del cielo nibilino las fumigó y fulminócon un éxito voraz.
La segunda hocicada aparecía un poco más abajo de donde lo hizo la primera,ladeada levemente hacia la lateral izquierda del olivar;era como una especie de chorrera,no muy profunda,socavada por el efecto de una tormenta de granizo rojizo que huía como unos 89 metros ladero abajo;de repente la franja ensangrentada quiso vencer las leyes de la física y con rapidez serpentil se dirigía a mi puesto de vigía para engullirme como cual terremoto infunde el temor sobre un niño abandonado a su suerte.Mas no pudo tampoco hacerlo porque mi coraza morada lo impidió;así de sencillo.



La tercera pezuñada empezaba a preocuparme un poco.Se había producido en el centro del olivar rayando casi el final del mismo.No sabía muy bien con exactitud de lo que se trataba,pues si bien aparecían como cráterillos lunares anaranjados que me indicaban que su posición no estaban bien definidos-seña que había visto antes con anterioridad-venían acompañados de unos terrones terrosos de tierra mojados que fueron los que en un primer momento causaron la duda en mí pero que a posteriori deduje que eran las hormigas negras-marrones que habían sucumbido tóxicamente en la primera testuzada;esta combinación de elementos ni siquiera tuvo la suficiente fuerza como para poder poner en un serio aprieto al centinela del chaparral porque las huestes ni tan siquiera estaban igualadas en su número.
La cuarta y ultima de las heridas fue la que más me sorprendió.Porque en si misma yo no la consideré herida como tal sino más que eso,un leve arañazo terronil.Se encontraba al final de la vagüada,ocupando dos hileras de olivos hojivioláceos insertados en una camada de tierra violeta.Situados en el lado izquierdo más profundo de la haza.Era un trozo de tierra arada,renovada,con las malas hierbas arrancadas por el arado del arriero,con ganas de que en todos sus olivos(sobre unos sesenta y tantos)ocurriera una floración descomunal que les llevara a luchar a tumba abierta en la gran batalla final contra todos, contra las grandes hormigas azules,contra la gran chorrera ensangrentada y contra los terrones anaranjados para que contra todo pronóstico salir victoriosos de la gran contienda

Titiriteros en libertad


       Dedicado a "La Bruja del Twiters" una buena colega

                      Namastê


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